sábado, 18 de octubre de 2014

¡Y ya camina!

Peque se ha echado a andar el solito a los trece meses y medio de vida. Papá y yo estamos super orgullosos de nuestro retoño. Nos abrazamos por la cintura mientras lo observamos caminar tambaleante por el pasillo. Je, je, je. Ahora tocará echarse a correr detrás de él.

Hemos estado mirando las guardería pero tienen establecido no cobrar menos de cuatro horas de lunes a viernes y oscilan entre 125 € a 150€. Y no nos lo podemos permitir, Papá se quedará en el paro el próximo mes y yo llevo dos años sin trabajar y sin derecho a subvención, en esos dos años. Además, lo que quería era que fuera un par de horas a la tarde, no todas las tardes, para que se desfogase un poco en los días de lluvia y no estuviese metido todo el día dentro de casa con gente mayor. Tendremos que seguir buscando...

Desde hace una semana, hemos decidido que comiera lo mismo que nosotros. Ya que, las comidas que le preparaba ya no se las comía, nos pedía de lo nuestro y al haber un "no" por respuesta, se cabreaba y tiraba su plato al suelo (si, lleno de comida). Así que, ahora come lo mismo que nosotros. Hoy, por ejemplo, hice unos macarrones que llevarían carne de cerdo y tomate frito, pero en vez de eso, llevaban cebolleta, zanahoria, tomate (natural, del pueblo) y berenjena, y un poco de pollo. Él come lo mismo que nosotros feliz como una perdiz y nosotros comemos más sano gracias a su dieta.

¡Un saludo!

lunes, 13 de octubre de 2014

Frustración

Hace un tiempo os hablé de que no quería llevar al niño a la guardería que prefería que fuera directamente al colegio e incluso que no fuera el primer año porque me parecía una etapa de muchos cambios para un niño de tres años como por ejemplo: nuevo ambiente, nuevos niños, nuevos adultos, nuevos aprendizajes, nuevas normas, nuevos horarios,...

Pero entonces caí, y ¿si va un año antes a la guardería? Se iría acostumbrando a esas normas y esos horarios. Comprobaría por si mismo que estar con niños de su edad y con adultos especializados en su pedagogía serían más eficaces que estar todos los días en la misma casa, con los mismos juguetes (¡mentira cochina! Que como mínimo entra un juguete/juego nuevo semanalmente), y la misma adulta que le dice una y otra vez "no abras los cajones... no abras los armarios... no saques lo que hay dentro de los armarios... no tires lo que acabas de sacar del cajón... recoge lo que tiraste y mételo en el armario..." y finalmente hacerlo la adulta pesada que no para de ponerle trabas en su curiosidad porque quiere ver como el bote de harina se derrama por el suelo o ver como se abren esa tijeras tan atrayentes y espera a ver como si cierran... ¡qué ya es la bomba!

Recuerdo el comentario de una vosotras que me decía que no podía darle la misma "marcha" a su hijo que sus amigos de la guarde/cole. Pues estoy empezando a opinar lo mismo. No sólo eso, sino que acabo agotado física y psicológicamente. Por lo menos, hasta ahora podía sacarlo de paseo y llevarlo al parque pero no para de llover y el pobre está casi todo el día encerrado en casa. Sinceramente, yo me subiría por las paredes.

También siento, que aunque me paso mucho tiempo con él jugando y enseñándole, que estoy desperdiciando un tiempo precioso que podría ser utilizado para desarrollarse a otros niveles como el lenguaje (no dice palabra, parecía que ahí atrás asimilaba alguna pero volvimos a retroceder), o el caminar, o socialmente, o psicológicamente, o sus habilidades. Y algo también importante, cansarlo.

Porque aquí, quien acaba agotada, soy yo. Apenas puedo fregar los platos, poner una lavadora, y hacer una comida en la que le estoy constantemente diciendo que no se acerque a la sartén caliente con aceite caliente para que al final confunda el eucalipto con el laurel y tirar la comida que tanto trabajo y lágrimas (suyas) que me había costado. Sin duda, no merece la pena, me hubiese sido mejor poner una pizza congelada en el horno y estar con él.

Lo que acabo notando es que me encuentro frustrada como madre porque no "exprimo" lo suficiente sus capacidades, como ama de casa porque dejo todo a medias y para el final, como esposa porque acabo agotada con Peque y ya ni se quién cuando ha caído en brazos de Morfeo, y como persona, porque fuera de los tres casos anteriores, no tengo vida.