miércoles, 19 de noviembre de 2014

Mucho que contar y tan poco que recuerdo

Hace tiempo que no escribo. Estamos los tres malos, con un catarrazo que ni os cuento, y mis padres todavía arrastran el suyo.

-Si os preguntáis que pasó el lunes de la semana pasada y de esta, empiezo:
El lunes pasado, fui más precavida, y les pregunté si iban a venir, al mediodía, me dijeron que ese lunes no iba a pasarse por la ciudad, así que, no vendrían a ver a Peque. Por mí mejor, que así descansaba de ellos.

Este lunes, avisaron al mediodía de que llegarían a las 18.30, a los 18.30 que llegarían a las 19, y al final, llegaron a las 19.30. Servidora, Peque y Abuelo los vimos aparcar a toda prisa delante de nuestra casa mientras paseábamos a los perros. Le dije a la madrina, si os venís a los 18.30, os esperamos y vamos a los columpios que después se hace de noche enseguida y comienza a hacer frío. Pero como no llegaban, me dije, nos vamos de paseo por ahí tú y yo(a Peque, mentalmente), por lo menos para sacarlo de casa y que caminase un poco, al salir me encontré a mi padre y fuimos con él mientras daba un paseo a los perros. Y desde las 19.30 a 21.30, fue un rato agradable, sin discusiones, sin acaloramientos, ni críticas, ni lecciones. Hablaron entre ellos y yo me limité a jugar con Peque en la alfombra de juegos.

La semana pasada lo llevé al pediatra por urgencias, la enfermera no nos atendió hasta pasado una hora, ni siquiera nos preguntó qué le pasaba. Al entrar comprobamos que tenía fiebre. Yo ni me acordé de mirársela. Lo veía muy raro, muy pegajoso y apagado y mi primera reacción fue llevarlo al pediatra. Pues la enfermera me echó una bronca de tres pares de narices, y yo ya estaba lo suficientemente preocupada como para una bronca.

Estaba yo sola (sin Papá pero rodeada de gente) mientras hacía una hora que habíamos entrado por urgencias, y poco antes de sentarnos, ya le habían pasado la carpeta de Peque. Nos hizo pasar:
-¿Qué le pasa al niño?
-Llora mucho, está algo caliente, creo que tiene fiebre.
-¡¿No se la miraste?!
-Es que como está con los dientes, creía que era de eso.
-¡¿Será posible?! ¡Y mira como lo traes todo abrigado! ¡Además a estas edades es fácil que le de convulsiones! -Me da el termómetro.- ¡Anda, anda! Márchate para fuera a tomarle la temperatura y sácale ropa, que tengo muchos niños que atender.
Ropa sacada. Termómetro en la axila. Y números subiendo: 37.0, 37.03, 37.08, 38.0,... Aquí ya empecé a aguantarme las ganas de llorar, creía que se me moría en los brazos, ¡¡allí mismo!! 38.2. Y paró.
No había entrado ningún otro paciente, así que llamé y entré.
-¡Si es que hay que ver...! -Me dice cuando le enseño el termómetro. Sólo le faltaba decir, "menuda madre". Si cada vez que voy a junto la enfermera, me da miedo de que acabe llamando a los asistentes sociales para que me lo saquen.
Finalmente, me dio apiretal, una hora después, nos atendió el pediatra. Dijo que tenía algo rojos los oídos. Pero nosotros creemos que era una infección de orina, porque el pis le olía muy mal. Pero nos dio antibiótico y para casa.
Entramos a las 11 y salimos a los 14, y eso que íbamos de urgencias. Hoy ya está mucho mejor, aunque también acatarrado.

Hoy fuimos al LIDL y señalaba hacia una parte y aunque todavía no era consciente de hacia dónde, me dirigí hacia allí. Cogió una zapatilla peluda y empezó a mecerla y cantarle una nana jajaja, fue tan tierno y tan gracioso. Y después me la pasó a mí para que la meciese.
-Ala, ahora ponla con las demás para que no se sienta sola.-Le dije al devolvérsela, y la puso en la cesta con las demás tan feliz.

Si es que a veces es para comérselos.

¡¡Gracias por leerme!!