miércoles, 18 de febrero de 2015

De colecho a cuna

Después de unos quince días de mal humor, de fiebres catarrales y otras sin causa aparente, puedo decir que ya estamos mejor. Peque ha pasado de una crisis de madurez y yo de un catarro.
Peque se encontraba muy pegajoso, lloraba y se ponía de malhumor por cualquier cosa, me pellizcaba, arañaba y manoteaba cuando las cosas no las hacía como él quería. Gritaba y lloraba sin lágrimas sin parar.

Desde hacía hacía una semana que no dormíamos bien ninguno de los tres, nos daba patadas, cabezazos, se nos quedaba dormido encima y a la mañana estábamos contracturados. Lloraba sin motivo aparente, cuando siempre ha dormido la noche del tirón. Así que me decidí a ponerlo en la cuna, pegada a la pared, le saqué uno de los laterales contra nuestra cama. Un cajón de ropa a los pies de la cuna para que pueda subir y bajar cuando quiera y ¡cómo ha cambiado la cosa! Ya duerme solito, del tirón, sin patadas ni otras incomodidades. E incluso parece que se siente mayor, y me lo encuentro por el día en la cuna jugando con los peluches o leyendo un libro. Sin duda, nuestra vida ha mejorado mucho con este pequeño paso.